El chupón puede ser un gran aliado durante los primeros meses: ayuda a calmar al bebé, satisface su reflejo natural de succión y, en algunos casos, incluso reduce el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante, según la American Academy of Pediatrics (AAP).
Sin embargo, cuando se usa de forma incorrecta o prolongada, puede traer consecuencias en la salud oral, el sueño y la alimentación.
Por eso, conocer cómo y cuándo usarlo marca la diferencia.

El chupón puede ser un gran aliado durante los primeros meses: ayuda a calmar al bebé, satisface su reflejo natural de succión y, en algunos casos, incluso reduce el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante, según la American Academy of Pediatrics (AAP).
Sin embargo, cuando se usa de forma incorrecta o prolongada, puede traer consecuencias en la salud oral, el sueño y la alimentación. Por eso, conocer cómo y cuándo usarlo marca la diferencia.
A continuación, te contamos los 5 errores más comunes al usar chupones y cómo evitarlos con información basada en evidencia.
1. Introducir el chupón demasiado pronto
Muchos padres lo hacen apenas nace el bebé, pero si estás dando lactancia materna, lo ideal es esperar.
Por qué puede ser un problema:
Usarlo antes de establecer la lactancia (las primeras 3-4 semanas) puede generar “confusión de succión”, ya que el movimiento de la lengua y la mandíbula es diferente al del pecho. Esto puede hacer que el bebé succione con menos fuerza o se canse antes de alimentarse.
Cómo evitarlo:
Introduce el chupón una vez que la lactancia esté bien establecida. Si tu bebé es alimentado con fórmula, puede usarse desde antes, siempre observando su aceptación y comodidad.
2. Elegir un chupón que no se adapte a su etapa o fisiología
No todos los chupones son iguales. Su diseño, tamaño y material influyen directamente en el desarrollo del paladar y los músculos orales.
Por qué puede ser un problema:
Un chupón muy grande o de forma rígida puede ejercer presión en el paladar, modificar el crecimiento de la mandíbula o interferir en la respiración nasal.
Cómo evitarlo:
- Elige modelos según la edad y tamaño de la boca del bebé.
- Prefiere chupones con tetina anatómica o redonda, suaves y flexibles.
- Opta por materiales seguros como el caucho natural o silicona médica, libres de BPA y ftalatos.
Los chupones BIBS, por ejemplo, están diseñados con formas que respetan la anatomía del paladar y permiten una correcta ventilación alrededor de la boca.
3. Descuidar la limpieza y el reemplazo del chupón
Los bebés llevan el chupón constantemente a la boca, por lo que su higiene es fundamental.
Por qué puede ser un problema:
Un chupón sucio o con grietas puede acumular bacterias, hongos o restos de leche, aumentando el riesgo de infecciones gastrointestinales y orales.
Cómo evitarlo:
- Esterilízalo antes del primer uso y límpialo diariamente con agua tibia y jabón neutro.
- Revisa la tetina: si presenta grietas, cambios de color o textura, reemplázala.
- Cambia el chupón cada 4 a 6 semanas.
Dato: La AAP recomienda no compartir chupones entre bebés, incluso dentro de la misma familia.
4. Mojarlo en miel, azúcar o bebidas dulces
Un error que aún se mantiene en muchas casas por costumbre, pero que puede ser peligroso.
Por qué puede ser un problema:
- La miel puede contener Clostridium botulinum, bacteria que causa botulismo infantil, una enfermedad grave.
- El azúcar o jugos favorecen la aparición de caries tempranas e irritación de encías.
Cómo evitarlo:
Nunca endulces el chupón. Si el bebé necesita consuelo, ofrécele contacto físico, un abrazo o distracción suave. El chupón debe ser siempre limpio y sin aditivos.
5. No retirarlo a tiempo
El chupón no está diseñado para usarse indefinidamente. Su función debe ir desapareciendo conforme el bebé crece.
Por qué puede ser un problema:
Usarlo más allá de los 2 años puede provocar alteraciones en la mordida (como mordida abierta o cruzada) y afectar la pronunciación de ciertos sonidos.
Cómo evitarlo:
- Limita su uso a momentos de sueño o consuelo a partir del primer año.
- A los 2 años, comienza una retirada gradual.
- Refuerza el desapego con rutinas de calma: cuentos, peluches o canciones.
Cuando el chupón se usa correctamente, puede ofrecer muchos beneficios al bebé: calma, seguridad y una sensación de bienestar.
La clave está en elegir un modelo anatómico, mantener una buena higiene y retirarlo a tiempo.
